EL PARQUE DE LA VERGÜENZA.

Pasto seco y malas hierbas por falta de limpieza

        Hace unos años, los suficientes como para que ya hubiera una arboleda tres veces más frondosa, cuando se eliminaron los últimos olmos que rodeaban San Julián, se nos prometió la construcción de un parque periurbano, fue entonces cuando se plantaron estos ejemplares que a malas penas tratan de sobrevivir entre el abandono y las inclemencias climatológicas.

                 

                 

Hoy abstrayéndonos de la cruda realidad proponemos un paseo idílico por nuestro parque imaginario, como veis  consta de extraordinarios paseos ajardinados donde podemos disfrutar de los aromas inconfundibles de damas de noche, jazmines, glicinias, madreselvas, todo bajo el frescor que proporciona la sombra de la frondosa arboleda que levanta su estructura vegetal hacia las alturas, por encima de tejados y espadaña.

                
                          Elementos arquitectónicos con la más avanzada arquitectura rural.

         Plátanos de sombra, falsas acacias, árboles del amor, en una lucha continua por sobresalir, por divisar la fértil vega, por saludar cada mañana a las vecinas palmeras de la Plaza Mayor, nos ofrecen el deseado cobijo umbrío en los tórridos días veraniegos, un oasis para refrescar a vecinos y visitantes que gustan de venir a nuestro poblado andando o pedaleando, lugar atractivo para gentes de fuera que buscan la paz y el sosiego en sus recónditos jardines donde el murmullo de sus fuentes parece querer desvelarnos el secreto de la vida.

                    
                                           Arboles secos por falta de riego.

 Tardes de merienda, algarabía de niños/as jugando sobre el albero, madres tranquilas en plácida conversación y alguna que otra pareja de enamorados entregándose al amor en rincones apartados.

                
    Instalación de riego muerta de risa, porque el agua se la llevan a otro lado.

Este es nuestro parque soñado, pero volviendo a la realidad,  nos topamos de lleno con la incompetencia y el despropósito de quien ahora gusta llamarse Sr. Presidente del Pueblo de San Julián, mucho título para tan poca gestión, que utiliza el agua del pozo municipal que debiera saciar a estos sedientos árboles, en regar su huerto privado que cultiva en terreno público, máxime cuando la inversión en la instalación de riego está hecha. No estaría de más que se hicieran públicas las condiciones de dichas concesiones, para mayor tranquilidad de todos, pero claro, aquí en San Julián reinan todavía el favoritismo y la opacidad.