AAVV SAN JULIAN

AAVV SAN JULIAN

martes, 10 de junio de 2014

DEFENDEMOS EL INTERÉS COMÚN: AGUA PARA EL PARQUE PÚBLICO.




Estimado Sr. Alcalde de Marmolejo.

            Nuevamente nos dirigimos a usted para transmitirle nuestro malestar ante la precaria situación y aspecto que presenta el parque, por llamarle de alguna manera, de la entrada a San Julián. Como debe saber, se trata de una arboleda compuesta por varias especies de frondosas de hoja caduca tan necesarias en estas latitudes para amortiguar el rigor de los calores estivales, abandonada a su suerte desde el día de su plantación, aunque precisamente, previniendo dichos rigores climatológicos se dotara de instalación de riego localizado para cubrir sus necesidades hidrológicas en épocas de escasez de lluvias, como en cualquier parque de cualquier pueblo o ciudad de este país, pues bien, debe ser que no somos de este país y que  el desagüe colindante marca la frontera entre un país y otro, entre el vergel y el erial, entre el interés individual y el común, entre lo ilegal y lo legítimo, porque el agua nunca se usó para atender el interés común, regar el parque público de todos, sino que al otro lado de la “frontera”, se quedó con ella el ex presidente de la E.L.A. dándole uso para su vergel privado en suelo público.
                        
                                     

Sin entrar a valorar la legitimidad o no de los hechos y de la situación que este señor mantiene con la explotación de dichos terrenos públicos, el uso del pozo  y el procedimiento de adjudicación empleado en su día, usted mejor que nadie lo sabe y esperamos actúe en consecuencia como autoridad competente, solo queremos, como ciudadanos, reclamar el derecho al agua como bien público, para el interés común, regar los árboles del parque y que algún día todos/as podamos disfrutar de él.
     

                                             

Tras la visita de campo que realizamos el pasado domingo día ocho de los corrientes, miembros de esta Asociación y siendo esta una de nuestras legítimas aspiraciones, pudimos observar sobre el terreno que la inversión se hizo, allí está la instalación de riego o lo que queda de ella porque a nadie le interesó nunca su mantenimiento, también descubrimos semienterrado un distribuidor de caudal en el conducto de impulsión de la bomba instalada en el pozo, alimentada del alumbrado público, que consta de una “T” y dos válvulas de bola, una de ellas cerrada que es la que suministra riego al parque, la otra, como no, siempre abierta, tan solo bastaría con revisar la instalación y abrirla para que el agua clara y transparente llegue también a este lado de la “frontera” y haga por fin viable este proyecto de interés público.
      
                         

Nosotros, decididamente, en San Julián, estamos en este lado de la “frontera”, intentando transformar el erial en vergel, apostando por el interés común y defendiendo la  legalidad; usted……. ¿en qué lado está?.

En espera de que atienda nuestros deseos, reciba un cordial saludo.

                                                La Junta Directiva

jueves, 5 de junio de 2014

POESÍA PARA LA MEMORIA.

                                                   

Llamo a la juventud

de Miguel Hernández (Poeta republicano, autor de la letra del himno de nuestra provincia "Andaluces de Jaén").


Los quince y los dieciocho,
los dieciocho y los veinte...
Me voy a cumplir los años
al fuego que me requiere,
y si resuena mi hora
antes de los doce meses,
los cumpliré bajo tierra.
Yo trato que de mí queden
una memoria de sol
y un sonido de valiente.

Si cada boca de España,
de su juventud, pusiese
estas palabras, mordiéndolas,
en lo mejor de sus dientes:
si la juventud de España,
de un impulso solo y verde,
alzara su gallardía,
sus músculos extendiese
contra los desenfrenados
que apropiarse España quieren,
sería el mar arrojando
a la arena muda siempre
varios caballos de estiércol
de sus pueblos transparentes,
con un brazo inacabable
de perpetua espuma fuerte.

Si el Cid volviera a clavar
aquellos huesos que aún hieren
el polvo y el pensamiento,
aquel cerro de su frente,
aquel trueno de su alma
y aquella espada indeleble,
sin rival, sobre su sombra
de entrelazados laureles:
al mirar lo que de España
los alemanes pretenden,
los italianos procuran,
los moros, los portugueses,
que han grabado en nuestro cielo
constelaciones crueles
de crímenes empapados
en una sangre inocente,
subiera en su airado potro
y en su cólera celeste
a derribar trimotores
como quien derriba mieses.

Bajo una zarpa de lluvia,
y un racimo de relente,
y un ejército de sol,
campan los cuerpos rebeldes
de los españoles dignos
que al yugo no se someten,
y la claridad los sigue,
y los robles los refieren.
Entre graves camilleros
hay heridos que se mueren
con el rostro rodeado
de tan diáfanos ponientes,
que son auroras sembradas
alrededor de sus sienes.
Parecen plata dormida
y oro en reposo parecen.

Llegaron a las trincheras
y dijeron firmemente:
¡Aquí echaremos raíces
antes que nadie nos eche!
Y la muerte se sintió
orgullosa de tenerles.

Pero en los negros rincones,
en los más negros, se tienden
a llorar por los caídos
madres que les dieron leche,
hermanas que los lavaron,
novias que han sido de nieve
y que se han vuelto de luto
y que se han vuelto de fiebre;
desconcertadas viudas,
desparramadas mujeres,
cartas y fotografías
que los expresan fielmente,
donde los ojos se rompen
de tanto ver y no verles,
de tanta lágrima muda,
de tanta hermosura ausente.

Juventud solar de España:
que pase el tiempo y se quede
con un murmullo de huesos
heroicos en su corriente.
Echa tus huesos al campo,
echar las fuerzas que tienes
a las cordilleras foscas
y al olivo del aceite.
Reluce por los collados,
y apaga la mala gente,
y atrévete con el plomo,
y el hombro y la pierna extiende.

Sangre que no se desborda,
juventud que no se atreve,
ni es sangre, ni es juventud,
ni relucen, ni florecen.
Cuerpos que nacen vencidos,
vencidos y grises mueren:
vienen con la edad de un siglo,
y son viejos cuando vienen.

La juventud siempre empuja
la juventud siempre vence,
y la salvación de España
de su juventud depende.

La muerte junto al fusil,
antes que se nos destierre,
antes que se nos escupa,
antes que se nos afrente
y antes que entre las cenizas
que de nuestro pueblo queden,
arrastrados sin remedio
gritemos amargamente:
¡Ay España de mi vida,
ay España de mi muerte!