Nacido en Marmolejo, en la calle Norte, actualmente reside en Lérida a donde marchó con su familia hacia la década de los cincuenta del pasado siglo. Manolo aún conserva el vago recuerdo del chasquido de la tormenta, cuando a la edad de 4-5 años vivió con su familia en la casilla de la Paula, en el pago de los Menchones del Cañuelo, junto al río Yeguas.
En la actualidad se encuentra jubilado y entregado en cuerpo y alma a lo que ha sido durante toda su vida su pasión principal: la creación artística a través de disciplinas como la pintura, la fotografía y la poesía. Ha realizado diversas exposiciones de pintura y fotografía en Lérida y su provincia, así como en varias localidades de la provincia de Huesca. Cultiva igualmente con acierto la composición poética participando en diversos recitales poéticos en Lérida, entre ellos “Poesía contra la barbarie”, celebrado en 2009 en el Centro Cívico Baláfia de dicha ciudad. Para los lectores/as interesados/as en su rica e interesante actividad artística, recomendamos la visita a la página web de nuestro paisano: www.manolozamorabuenafuente.com.
LA CASILLA DE LA PAULAPAISAJES PARA EL RECUERDO.
EL MURO
Hoy han levantado un muro
de hormigón gris,
que nos tapa la luz
la luz de la vida.
Como si con ello quisieran
tapar, esconder, negar,
la convivencia de un pueblo
que lucha por la realidad.
Reforzado con gruesos espinos
de acero negro
que te rasgan la piel
que te desangran por dentro.
En décadas de llanto
de muertes por ambas partes,
de mujeres solitarias
de madres enlutadas
de hijos solos y huérfanos,
todos con los ojos ausentes
por la pena, por el dolor
cuando un ser humano muere
los dos pueblos mueren.
Cruce de palabras
todos no pensamos igual
derribemos el muro
de cemento gris y quitemos los espinos.
Busquemos la salida,
a la vuestra y a la nuestra,
a la libertad.
ESPERANZA
Hoy he visto en tu mirada,
triste y apagada.
Hoy he visto tus lágrimas,
de amargura y desconsuelo.
Del corazón tus sentimientos,
de dentro te han brotado.
Han brotado de pena,
te has quedado en blanco,
has mirado al infinito
y has pedido al cielo,
una explicación
que no encontrabas
en tu interior.
No llores más, pues.
En el día a día, en el momento,
está la respuesta.
Mira a tu alrededor
y te darás cuenta
de tus sentimientos.
Sácalos, porque la respuesta está en ti,
pero nunca, serás tú,
si al horizonte no miras.
Hoy quiero ver en ti
Una nueva luz (esperanza).
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