Con cariño y humildad,
Una corta poesía basada
en la realidad.
Recuerdo siendo
pequeña, igual que todos ustedes,
Teníamos gran respeto,
sin tener tantos placeres.
Entonces era sagrado no
contestar a los mayores,
que con mucha educación
cumplíamos los menores.
Fuimos muy poco al
colegio,
Hay que decir la
verdad,
Pero sí nos enseñaron a
tener que respetar.
Ahora estudian muchos
años,
Tienen que tener
cultura,
pero chocante al
respecto, no hay ninguna asignatura.
Pero debería de
haberla, sepan los profesores
que bien merece un suspenso el que conteste a los mayores.
Los hijos deben ser hijos, aun sobrados de paciencia,
los padres deben ser padres, por muchos años que tengan,
no hay cosa para un padre
que tenga mayor placer, que lo respeten sus hijos
por muy crecidos que estén.
Se encuentran entusiasmados llenos de felicidad,
si ven lo contrario, lloran en su soledad,
están acobardados, constantemente sufriendo
pidiendo con ansiedad que se los lleve el padre eterno.
Es triste y doloroso, más que nada humillado,
al no encontrar más cariño al llegar a ser anciano.
Los nietos a los abuelos los quieren mucho cuando son niños,
a medida que van creciendo se va perdiendo el cariño.
Si el abuelo le reprocha le contestan enfadados:
¡Tú no entiendes ni papa, estás muy anticuado!
Cabizbajo y dolorido se queda el abuelo solo
Llorando gotas de sangre sin encontrar ningún consuelo.
Se levantan por la mañana dando voces sin vuelo,
¡En esta casa no se duerme por las toces del abuelo!
A todas las personas les pasa, lo que yo estoy diciendo,
que Dios se lo tenga en cuenta, lo mucho que están sufriendo.
Me despido de ustedes con lágrimas en la vista,
Dándole un fuerte aplauso a todos los pensionistas.
Autora, Paqui Villar Lara.
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