LOS PROBLEMAS DEL PSOE.
Diario CÓRDOBA. Martes 13-11-2012.
Quienes militamos en partidos políticos, va para
cuarenta años que lo hago en el PSOE, solemos estar atentos a las declaraciones
de nuestros dirigentes y con frecuencia, más en la izquierda que en la derecha
y no siempre con justicia, las valoramos críticamente. Creo que ese espíritu
crítico mantiene viva la capacidad dialéctica del partido y es premisa imprescindible
para su salud democrática, por lo que nunca debemos renunciar a él y, menos
aún, cuando la ciudadanía nos reclama una nueva cultura en las actitudes y
comportamientos políticos. En esta ocasión, llaman mi atención unas
declaraciones del secretario general de los socialistas andaluces, mi compañero
Pepe Griñán, en las que, según recoge la prensa, dice no apreciar "problemas de ideas" en
nuestro partido y sí de "personalidades" entre quienes aspiran a
liderarlo. Apreciación que no comparto. Sufrimos una crisis que afecta, en
primer lugar, a la economía y finanzas, pero también al mantenimiento del
Estado de bienestar, a la viabilidad y funcionamiento del Estado de las
autonomías y a la necesidad y crédito de instituciones y partidos políticos. Una crisis global y compleja, que exige de
la izquierda la articulación de un proyecto político que incida en el poder y
en la riqueza, en su equilibrado ejercicio y en su justa distribución, como
alternativa a la única y obsesiva estrategia del PP, consistente en el control
del déficit mediante el recorte del gasto social y la inversión productiva, la
privatización de lo público y la recentralización del Estado. Y para
conseguirlo hacen falta ideas y también, dicho con palabras del expresidente
Chaves, hay que asumir riesgos y ser audaces.
En estas circunstancias de emergencia social, cuando
los socialistas hemos sufrido fuertes derrotas electorales y, con ellas, la
pérdida de poder institucional y, lo que es más grave, la pérdida de
credibilidad e influencia social, nuestro problema no puede ser la personalidad
de quienes aspiran a dirigirnos, sino la falta de ideas para articular una
oferta reformista creíble, capaz de dignificar la política y de dar respuesta a
las necesidades ciudadanas. Ideas necesarias para combatir la gestión de un
gobierno economicista y autoritario, que Rajoy y la derecha europea nos imponen
como irremediable, y que sacrifica derechos y conquistas para asegurar el poder
de la banca y las ganancias especulativas de los mercados. Al igual que lo son
para formular un modelo sostenible de crecimiento económico que, junto al
abandono del viejo victimismo de la izquierda y su tradicional idea de Estado
benefactor, haga posible que la socialdemocracia renueve el pacto que alumbró
el Estado de bienestar, entendido hoy como la sociedad del bienestar que asume
sus obligaciones individuales y colectivas, en especial las medioambientales y
tributarias, y que, reconozcámoslo, es más exigente con la extensión y calidad
de los servicios que recibe, que con la naturaleza de quien los preste.
Obligado es, por último, que, a la vez que reafirmamos la defensa del Estado de
las autonomías y admitimos la necesidad de su reforma, sepamos definir sin
ambages nuestro modelo alternativo de organización territorial de España,
siendo tajantes en el rechazo de "comprensiones" hacía trasnochados
nacionalismos y, con más firmeza aún, hacia quienes reclaman un iluminado
"derecho a decidir". Si nuestro modelo pasa por reformar la
Constitución y avanzar hacia un Estado federal, tal como es mi opción,
digámoslo con claridad, sin adjetivos ni enigmas, y sin ningún temor a las
arremetidas de la derecha centralista ni guiños estratégicos hacia la izquierda
radical. Disponer de todas estas ideas, tan necesarias como las reformas que
aseguren la eficiencia, la transparencia y el control democrático de nuestras
instituciones, hasta el extremo de garantizar
el cierre de todas las ventanas por las que se cuela la corrupción, no será
suficiente para convencer al electorado de que volvemos a ser alternativa de
gobierno. Porque nuestro discurso político no será creíble si no afrontamos la
modernización de las estructuras organizativas y de funcionamiento del partido.
Para la ciudadanía, nuestras sedes
tienen que volver a ser Casas del Pueblo y no unos desconocidos locales, lugar
de reunión de las ejecutivas o de solo un puñado de sus miembros, en los que se
atrincheran quienes tienen en la política su única profesión. De su
apertura a todos, de su cercanía a los ciudadanos y a sus problemas, del
permanente ejemplo de coherencia y honestidad en las conductas que desde
nuestra sedes se transmita, dependerá que los socialistas volvamos a merecer el
respeto y el afecto perdidos. Ojalá
consigamos pronto que regresen a nuestras filas muchos, de entre los mejores
que las abandonaron, y, entonces sí, el partido tendrá problemas de
"personalidades" entre quienes aspiren, no solo a ser dirigente, que
siempre tuvimos, sino a ser quien nos lidere.
Mientras tanto, seguiremos teniendo "problemas de ideas".
PEDRO Rodríguez Cantero. Militante del PSOE.
5 comentarios:
Estoy de acuerdo contigo compañero.
En Marmolejo se va por esa senda, mucha gente que estaba en punto muerto, por llamarlo de alguna manera, están dando el paso al frente y afiliándose al PSOE. Las cosas se cambian desde dentro del partido, nunca desde fuera. Un saludo socialista.
A veces, cuando el aparato es ta férreo que no da opción a la autocrítica, los pasos hay que darlos desde fuera, para que desde dentro se reaccione, es lo que está ocurriendo en el momento actual, los ciudadanos y militantes de base vamos por delante de las ejecutivas, que como bien dice el artículo, están atrincheradas en las Casas del Pueblo pretendiendo vivir de la política. Saludos socialistas.
Muchas veces veo claro por qué la gente con iniciativas y dispuestos a ser útiles a la sociedad le han dado la espaldas al PSOE y andan buscando sus opciones de compromiso social dentro de otros movimientos sociales del ámbito de la nueva izquierda. Si nos fijamos bien ¿qué nos encontramos en el PSOE?. Pues solo gente que no luchan por buscarse un futuro trabajando en cualquier actividad digna y honrada. Su único proyecto es mantenerse en el aparato del partido, por cierto cada vez más cerrado y endogámico, para ver si con el tiempo cae la breva y pueden vivir de un puesto político que les pueda venir de algún organismo público donde aún manden los suyos.
Lo vemos claramente en el aparato del PSOE a nivel local, y por desgracia la misma historia se repite a nivel autonómico y estatal. Esta nueva generación de dirigentes socialistas son, a todas luces, gentes despegadas de la realidad, criadas en el aparato, sin trabajo conocido alguno, que se han aprendido el catecismo de la socialdemocracia más cutre, consistente en reivindicar hasta la saciedad derechos y más derechos para que a sus bases electorales les salga todo gratis, o sea estén contentas sin necesidad dar un palo al agua. Pero jamás les recordaran a esas mismas bases los deberes que como ciudadanos han de cumplir; el fundamental, buscar trabajo un día si y otro también para contribuir con sus impuestos a la riqueza del pais, y no estar enganchados de por vida a la teta del Estado. La cantinela de ese catecismo le ha salido cara al este país y ahora lo estamos pagando.
De esto que expongo se ha dado ya cuenta mucha gente y por eso este país le sigue dando la espalda a unos vividores de la política que para colmo han traspasado todas las barreras éticas que les imponía pertenecer a este viejo partido lleno de innumerables ejemplos de compañeros y compañeras dignos y honestos. La cosa pinta mal y Rubalcaba no reacciona porque en el fondo está al servicio de esta "casta" de privilegiados. La catarsis cada día se ve más necesaria. Un saludo desde Sevilla.
No creo en esta visión tan derrotista de "sus experiencias". Creo en las personas, en su capacidad de autocritica, de diálogo...creo también en la POLÍTICA,(en mayúsculas), la que hacen las personas al servicio del PUEBLO,(no al revés), creo en la democracia participativa y NO en el "partidismo" egoista,interesado, cainista, excluyente, dogmatico, dictatorial, aborregado...y de todo esto, por desgracia, sobra en todos los partidos y especialmente en los de derechas. Es bueno que seamos duros y exigentes con nuestros postulados de izquierdas, pero no perdamos de vista quién és nuestro enemigo de clase: el capital y todas las políticas neoliberales, cada dia más indignantes. Saludos desde Valencia
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