Hay quienes si pudieran,
no dejarían en este mundo nada más que a ellos mismos, son los
intolerantes, los que siempre se han considerado por encima de los demás, los
que se sienten dueños de todo cuanto les rodea, los intocables, los que se
creen el centro del universo. Pero resulta que un buen día, casi sin darse
cuenta, cegados por su ambición de controlarlo todo, el poder de la gente hace
que todo ese universo del que eran los dioses, se derrumbe, se venga abajo y
queden a la vista todas sus miserias.
Acostumbrados siempre por miles de artimañas y engañifas a
mantener su status de privilegiados, no saben perder, no entienden de humildad
y reaccionan furiosos con toda la inquina y el odio que los caracteriza. Nosotros, los de la Asociación de Vecinos, ya estamos acostumbrados a sus
formas y procederes, pero hasta ayer, festividad de San Isidro, no pudimos
observar cuan ciegos y envenenados están.
Empieza el día con un espectáculo dantesco de un enloquecido
lanzando improperios, tirando y
destrozando mesas y sillas que con la correspondiente licencia municipal había
instalado una churrería en la vía pública para dar servicio a los visitantes y
asistentes a la fiesta, al tiempo de generar legítimo negocio.
Pero no terminaron aquí los sobresaltos del día, también sus
odios y rencores arremetieron contra el Santo que de nada tiene culpa y este
año nadie quería sacarlo a dar su tradicional paseo para bendecir los campos, de
no haber sido por las mujeres que más valientes que los hombres, desoyeron la
consigna dictada y decidieron coger las andas se hubiera quedado encerrado,
castigado porque así estaba dictaminado de antemano, el boicot a la fiesta era
patente como patética fue la imagen que dieron, el fervor de los anderos y de
muchos colonos de otros años pasados, más que devoción al Patrón resultó ser
pleitesía, servilismo a la autoridad dominante y aquellos que les falta tiempo
para colocarse el traje y lucirse detrás de los Santos en Marmolejo, que tanto
hacían por San Julián, ya ni aparecen, será porque a este Poblado lo hemos
declarado “espacio libre de corrupción”.
Finalmente la fiesta se desarrolló con todo su esplendor como
no podía ser de otra manera el esfuerzo de unos y otros dio sus frutos. Nuestro
agradecimiento al Ayuntamiento de Marmolejo y a todos los colaboradores y
asistentes.
Esperemos que San Isidro, Patrón de los agricultores, no
tenga en cuenta los agravios y propicie buenas cosechas en nuestros campos.
“Perdónalos porque no saben lo que hacen.”